En Loma Bonita
Treinta familias forman parte y a la vez viven aisladas del contexto urbano, desde hace 20 años
Hechas primordialmente de madera, las pequeñas casas de quienes habitan en la franja del ferrocarril de la colonia Loma Bonita no parecen perturbarse con el paso del tren, casi a diario.
Allí habitan al menos 30 familias de escasos recursos, algunas de las cuales llegaron a instalarse hace 20 años, ahí crecieron y construyeron su vivienda también, sus hijos.
La franja de casas se repite a lo largo de las vías del ferrocarril de carga que viene desde la ciudad de México y se dirige a Nuevo Laredo Tamaulipas.
En Izcalli se llega a encerrar entre el canal de aguas negras o colector poniente, las vías del ferrocarril y el viejo gasoducto de Pemex.
Sus habitantes ya se han integrado de lleno al hábitat urbano de Izcalli, son parte de Loma Bonita, una colonia que se construyó a la rivera de la antigua carretera Cuautitlán-Tlalnepantla, en los límites con los municipios de Cuautitlán y San Antonio Tultitlán.
Los niños acuden a la escuela primaria de Cuautitlán que es la que les corresponde por su ubicación domiciliaria. Los empleos con los que subsisten estas familias son, entre otros, de chofer de taxi, bolero, policía municipal, herrería y lo que vaya cayendo.
Con una población aproximada de 120 personas, esta pequeña franja no tiene problemas de delincuencia, los separa una pequeña calle entre sus habitaciones y el canal de aguas negras y en la parte posterior de las viviendas, a un metro de distancia aproximadamente, las vías del ferrocarril.
La calle no está pavimentada pero si existe en los planos municipales con el nombre de Adolfo López Mateos, carecen de luz eléctrica (al menos no tienen contratos) y se “cuelgan” del tendido de postes de luz que también pasa a escasos tres metros de sus viviendas, sin embargo, tampoco cuentan con alumbrado público.
“Había unas lámparas pero la delegada se las llevó diciendo que nos iban a poner otras más nuevas, pero a la fecha seguimos esperándolas” comentó una de las vecinas de la calle.
Comentan que los programas que hace llegar el municipio a través de su Copaci o la Delegación Municipal no llegan. “Se quedan allá” (en Loma Bonita). Refieren que de los tinacos de agua que se otorgaron en la pasada administración sólo les dieron dos a quienes viven en esta calle.
“Víctor (Estrada) nos regaló unas despensas, nos prometió apoyarnos cuando andaba promoviéndose para presidente municipal pero no ha vuelto, seguimos esperando los apoyos que nos prometió”
La seguridad pública no es un problema, “en ocasiones pasan las patrullas en el día y nos preguntan cómo está la cosa”. Por la noche, alrededor de diez perros se encargan de dar la alarma cuando a algún merodeador se le ocurre pasar por este lugar, algo que ya casi no sucede, desde que se llevaron las lámparas y la calle quedó a oscuras.