Día de muertos, una tradición que nos distingue

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“La iglesia movió la fecha de agosto a noviembre para que la tradición indígena coincidiera con festividades católicas del Día de todos los santos y todas las almas”

El próximo miércoles 2 de noviembre se conmemora el Día de Muertos, una celebración mexicana de origen prehispánico, considerada una de las fiestas más importantes en muchas comunidades indígenas y mestizas, sin embargo, actualmente ya no es una tradición meramente de origen prehispánico, sino que es una fusión de dos tradiciones: La indígena y la española.

Una mezcla de diversos elementos culturales con un toque característico que la hace diferente en cada lugar que se celebra; como es el caso de México, en donde la celebración varía un poco de acuerdo a la región, pero que coinciden en una característica: Celebrar a los antepasados y la oportunidad de que éstos “regresen”, aunque sea como un deseo, a compartir de nuevo con los vivos”.

Los orígenes de esta celebración del día de muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles, pues existe registro de esta celebración en civilizaciones como la Mexica, Maya, Purépecha, Nahuas y Totonaca.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno mes del calendario solar azteca, cerca del inicio del mes de agosto. Cuando llegaron los españoles a América, y en un intento de convertir a los indígenas al catolicismo, movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre para que de esta manera coincidan con las festividades católicas del “Día de todos los santos y todas las almas”, creando así el Día de Muertos.

En nuestro país se ha vuelto costumbre acudir los días 1 y 2 de noviembre a limpiar las tumbas de los deudos, la gente lleva flores a sus difuntos al tiempo que le da mantenimiento a las fosas y cumplir así con nuestros seres queridos. En esos dos días se realizan ofrendas para los difuntos, las cuales se quitan el día 2 por la noche. Para ello se preparan los altares que suele hacer mucha gente dentro de sus casas, en donde, sobre una mesa cubierta con un mantel, se pone una fotografía de la persona fallecida, y se adorna con flores y se acompaña de algunos alimentos y objetos que pertenecían al difunto.

La decoración generalmente varía dependiendo de la región, pero en general se adorna con flores, comida, fotografías, cruces etc.

Esta tradición se ha enraizado profundamente en las creencias y costumbres de nuestro pueblo, convirtiendo el Día de Muertos en una de las principales fechas de nuestra cultura nacional, razón por la cual el 7 de noviembre del 2003 la Unesco distinguió la festividad indígena del día de muertos como: “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad” por considerar esta festividad: “…una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país”.

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