Los flotadores del ojo, formalmente llamadas miodesopsias, son unas manchas transparentes con forma de gusanos, motas, telarañas, círculos o puntos, que se desplazan en el campo de visión; estas manchas son muy comunes y aunque son molestas, generalmente no son motivo de alarma.
Notarás que estas manchas parecieran nunca estar quietas y cuando intentas enfocarte en ellas, se desplazan creando la impresión que están a la deriva; de allí el nombre de flotadores.
Una vez que los tienes, generalmente no desaparecen, aunque es posible que sean menos perceptibles a medida que pasa el tiempo.
La mayoría de los flotadores son pequeñas manchas de una proteína llamada colágeno. Son parte de una sustancia similar a un gel en la parte posterior del ojo llamada vítreo. A medida que se envejece, las fibras de proteína que componen el vítreo se reducen a pequeños fragmentos que se agrupan: las sombras que proyectan estas fibras agrupadas es lo que se percibe como flotadores.
Estos cambios pueden ocurrir a cualquier edad, pero generalmente ocurren entre los 50 y los 75 años. Es más probable que los tengas si eres miope o si te has sometido a una cirugía de cataratas. Sólo en raras ocasiones los flotadores pudieran requerir tratamiento médico. Si te molestan, trata de sacarlos de tu campo de visión. Una recomendación es mover los ojos mirando hacia arriba y hacia abajo, que generalmente funciona mejor que de lado a lado.
Si tienes tantos que bloquean su visión, tu oftalmólogo puede sugerir una cirugía llamada vitrectomía, un procedimiento en el que se elimina el vítreo y se reemplaza con una solución salina.
Observar algunos flotadores de vez en cuando no es motivo de preocupación. Sin embargo, en caso de percibir un aumento elevado y repentino de flotadores y manchas, especialmente si están acompañadas por destellos de luz y pérdida de la visión periférica, debes buscar atención inmediatamente de un profesional de la salud visual, ya que puede ser indicativo de desprendimiento o rotura de retina.