Cáncer cervicouterino segunda causa de muerte en la entidad

Las mujeres menores de 55 años son las que más acuden a revisiones ginecológicas, mientras que las mayores se rehúsan por viejos tabúes.

El cáncer cérvicouterino es la segunda causa de muerte en el Estado de México, mientras que en el país ocupa el primer sitio, en mujeres entre los 25 y 64 años de edad.

Más de cuatro mil mujeres fallecen al año en el país a causa del cáncer cervicouterino debido a que aún existen falsos tabúes con respecto a la realización del examen Papanicolaou, considerado como una herramienta muy importante en la detección oportuna de este tipo de cáncer.

De acuerdo con datos del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), las mujeres entre los 30 y los 50 años de edad son las que recurren con mayor frecuencia a revisiones ginecológicas, mientras que las mujeres de 55 años en adelante aún se rehúsan a someterse a exámenes como el Papanicolaou debido a viejos “tabúes”.

Algunos especialistas manifestaron que solamente las personas muy adultas son las que evitan hacerse los exámenes y revisiones correspondientes, ya sea por pudor o por pena, por el contrario, las mujeres de entre los 30 y los 50 años son más conscientes de la importancia de este tipo de revisiones y los alcances favorables que pueden tener.

La principal afección que el cáncer cervicouterino puede provocar en la salud de la mujer, es la metástasis, misma que podría afectar otros órganos y llegar a convertirse en un cáncer invasivo.

Por ello es necesario que las mujeres acudan a centros de salud o con su médico de cabecera a realizarse revisiones ginecológicas desde que inician su vida sexual o a partir de los 21 años de edad por lo menos una vez al año, sin embargo, esto puede variar a mayor edad, en caso de que se detecten células cancerosas.

Cabe mencionar que el cáncer cervicouterino es cien por ciento prevenible por medio de la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano, el uso correcto de condón, la detección y tratamiento oportunos de lesiones precancerosas, el uso de terapia hormonal antes o después de la menopausia por más de cinco años y el evitar el consumo de tabaco.

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