Esta tradición se lleva a cabo cada 6 de enero para celebrar que el niño Dios fue adorado por los Reyes Magos, luego de seguir la Estrella de Belén para llevarle regalos como oro, incienso y mirra.
No obstante, todo empezó en el siglo XVII en Francia el “pastel de haba”, que es lo más parecido a la Rosca de Reyes. En Francia se cocinaba una gran torta y se le escondía un haba y quien la encontrara era condecorado con el título de “Rey del haba”. Tiempo después esta tradición llegó a España y de ahí a México, en tiempos del Virreinato.
La figurita de plástico que está en las roscas es la representación del niño Dios y está oculto en la Rosca de Reyes porque alude a la persecución que sufrió el niño junto con sus padres por el Rey Herodes.
Los dulces que decoran la rosca tienen tres significados. Primero es la representación de las joyas de la corona de los Reyes Magos. Segundo, los dulces son los elementos superficiales y materiales que tenemos que atravesar para encontrar a Dios. Y el tercero, los dulces deben ser de origen desértico porque simbolizan el paso de José y María por el desierto para mantener a salvo al niño Jesús.
Encontrar al niño Jesús en el pan, para muchos es sinónimo de una bendición, además de que, siguiendo la tradición, para el Día de la Candelaria, el 2 de febrero, te toca llevar los tamales.