Nemesio Figueroa Rojas, Delegado Estatal de la Gran Alianza de Industriales de la Masa y la Tortilla de la República Mexicana, afirmó que es imposible pensar en un aumento en plena pandemia, cuando la economía de las familias está en números bajos.
“Por lo general cuando consumíamos harina y la harinera subía los precios, nos veíamos obligados a reflejar ese incremento, peor ahora no, ahora lo que nosotros estamos tratando de hacer es tratar de consumir lo menos posible harina, nixtamalizar nuestro maíz y hacer tortilla de maíz, ya no de harina; eso nos permite seguir sosteniendo el precio” comenta Figueroa.
Actualmente en el territorio Mexiquense el kilogramo de tortilla oscila entre los 10 y 18 pesos dependiendo la calidad del producto y de la zona en donde se vende, entre mas alejados estén en la ciudad, se alza más los insumos.
La Comisión Federal de Competencia Económica podría intervenir para evitar que se den aseveraciones que causen alarma entre los consumidores, de igual forma la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Afirmó que, si hubiera un incremento en el precio, este debería obedecer a la inflación en el país, y debería ser dictado por el Banco de México.
Nemesio Figueroa dijo que el bolsillo de los consumidores se vería afectado, no tanto por uno o dos pesos más al kilogramo, sino porque habría una cascada de aumentos en los precios de otros productos de la canasta básica, tales como carne, huevo, azúcar, arroz, aceite, entre otros.
De igual manera Ricardo Sheffield titular de la Procuraduría Federal del Consumidor, afirmó que no hay ninguna razón para que el precio de la tortilla incremente.