La definición de un kilogramo ha cambiado

La Balanza de Watt, con la cual se pueden calibrar patrones del kilo conocido como el valor de la constante de Planck.

Desde el siglo XIX, los científicos han basado su definición de la unidad fundamental de masa (el kilogramo) en un objeto físico: un brillante cilindro de iridio almacenado en una bóveda cerrada, bajo varias campanas protectoras en las entrañas de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas en el Pabellón de Breteuil a las afueras de París, Francia.

Un kilogramo era igual al peso de este viejo trozo de metal, y este cilindro o Prototipo de Kilogramo Internacional (IPK), por definición, pesaba exactamente un kilogramo. Si el cilindro cambiaba, aunque fuera un poco, también debía cambiar todo el sistema global de medición.

En la última sesión de la vigésimo sexta Conferencia General de Pesos y Medidas celebrada el pasado viernes en Versalles, los 60 Estados miembros han votado de forma unánime a favor de redefinir el kilogramo: a partir del año que viene, la unidad de masa no será un objeto físico, sino un valor derivado de una constante de la naturaleza, una constante muy pequeña y extraña de la física cuántica conocida como la constante de Planck.

Este cambio no tendrá ninguna implicación en la cesta de la compra ni se notará en el día a día, pero puede ser muy importante en ámbitos científicos como el desarrollo de medicinas.

El kilogramo recibe especial atención por ser la última unidad fundamental cuya definición todavía depende de la magnitud de un objeto físico que no es inmutable y que durante el último siglo ha variado por valores de al menos 50 microgramos (millonésimas del gramo), debido a que se puede ensuciar con partículas del aire y pierde pequeñas cantidades de material cuando se limpia.

Gracias a la revelación de Albert Einstein de que la energía y la masa están relacionadas, determinar exactamente cuánta energía hay en esa unidad puede permitir a los científicos definir la masa en términos de la constante de Planck, un valor que debe mantenerse en el espacio y el tiempo, en lugar de confiar en un cilindro de metal inconstante.

Además del kilo, los 60 miembros con derecho a voto también aprobaron la redefinición de otras tres unidades basándose en constantes universales invariables. De este modo, el amperio (que mide la corriente eléctrica) se calculará en función de la carga elemental; el kelvin (temperatura) se medirá fijándose en la constante de Boltzmann; y el mol (cantidad de sustancia) se fija en función de la constante de Avogadro.
Los cambios aprobados entran en vigor el 20 de mayo de 2019.

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