Arquitectura Bioclimática. ¿Una solución a tu recibo de luz?

Por Rodrigo Chinchilla

En los últimos años el calor ha aumentado y las lluvias se intensifican. Cada vez más hogares instalan aires acondicionados, y eso se refleja en el recibo de luz. Pero no todo está perdido: hoy existen soluciones que, sin ser costosas, pueden ayudarnos a vivir mejor: la arquitectura bioclimática y el aprovechamiento pluvial nos permiten habitar con inteligencia, usando el sol, el viento y la lluvia a nuestro favor. En lugar de resistir al clima, ¿y si aprendemos a vivir con él?

Diversas crisis ambientales nos están empujando a redefinir cómo planificamos y construimos. La contaminación del aire, y de cuerpos de agua, pero sobre todo, el cambio climático, nos recuerdan que no se trata solo de reducir el impacto, sino de imaginar nuevas formas de habitar. La arquitectura bioclimática propone eso: reducir el consumo de energía y reducir la explotación de recursos naturales mediante el diseño consciente del espacio, entre otros.

Uno de los principios fundamentales de esta arquitectura es el aprovechamiento del sol según su trayectoria anual. Por ejemplo, una fachada orientada al sur permite que el sol de invierno —más bajo en el horizonte— entre a calentar el interior. En cambio, en verano, el sol asciende en un ángulo más vertical y sus rayos no penetran de forma directa, lo que mantiene el espacio fresco. Si a esto se le suman celosías, aleros, pérgolas horizontales o vegetación caducifolia, el control de asoleamiento mejora, generando sombra estratégica que aumenta el confort térmico.

Imagen 1. Esquema de asoleamiento en distintas estaciones, elaboración propia con IA.

A esto se suma la ventilación cruzada, que permite que el aire caliente que se acumula en la parte alta de los espacios sea reemplazado por corrientes frescas. Colocar aberturas enfrentadas y con desfase vertical —como ventanas a diferentes alturas— favorece esta circulación natural, haciendo innecesarios los ventiladores o sistemas forzados.

Imagen 2. Ventilación cruzada, elaboración propia con IA.

Incluso los colores juegan un papel importante. La investigación de Kelen Almeida Dornelles (2021) demostró que los colores claros reflejan más el calor solar. Por ejemplo, una superficie blanca absorbe solo el 20% del calor, mientras que una negra puede absorber hasta el 98%. Por eso, el simple uso de impermeabilizantes claros o pinturas reflectivas en azoteas y fachadas ya representa una mejora pasiva sin consumo energético.

No necesitas construir una casa nueva para aplicar principios bioclimáticos. Con pequeñas decisiones de bajo costo, puedes mejorar el confort térmico y reducir tu consumo de agua y energía:

  • Impermeabiliza con colores claros, especialmente blanco. Reflejan el calor y bajan la temperatura del interior.
  • Pinta fachadas en tonos claros. Además de darles vida, ayudan a disminuir la absorción de calor.
  • Planta vegetación caducifolia (como árboles de hoja caída en invierno). Dan sombra en verano y dejan pasar el sol en invierno.
  • Instala celosías, aleros o pérgolas sobre ventanas orientadas al sur o poniente. Reducen la radiación directa sin bloquear la luz.
  • Aprovecha la lluvia: coloca canaletas y un tanque para recolectar agua de lluvia. Puede usarse para riego, limpieza o incluso para uso doméstico si se filtra.

Estos pasos no requieren grandes inversiones ni obras complicadas. Solo voluntad de habitar mejor, con mayor confort, menos gasto y más respeto por el entorno.

En un contexto donde los edificios representan más del 40% del consumo energético global, volver a la arquitectura pasiva no es un regreso al pasado, sino una apuesta al futuro. Diseñar con el clima y no contra él es una forma de cuidar el ambiente, el bolsillo y nuestra salud.

Ingeniero civil con maestría en ingeniería ambiental, soy un entusiasta del desarrollo de infraestructura para mejorar la calidad de vida integrando tecnología y respeto por el entorno natural.

Considero que estamos en un punto de inflexión en el que se debe de balancear el progreso con la preservación de los ecosistemas. He enfocado mi trayectoria profesional en el desarrollo de proyectos arquitectónicos, desde el diseño hasta la construcción, con el objetivo de realizar propuestas modulares, funcionalistas y con soluciones bioclimáticas.

Soy cofundador del taller cerocerocero, donde combinamos arquitectura, ingeniería y visión artística,y profesor de asignatura en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, donde comparto con nuevas generaciones la importancia de innovar sin perder de vista el planeta.

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