Ya es marzo y lo podemos notar porque nuestras calles se van pintando de poco en poco de un tono lila que resalta entre los colores cafés, grises y verdosos que estamos acostumbrados a observar. La parte más bonita del tercer mes del año, es la puntualidad de las jacarandas para florecer, haciéndole saber a todos que la primavera se acerca.
Aunque podemos ver que hay jacarandas en casi toda la CDMX y el Edomex, esta especie no es endémica de nuestro país, sin embargo, se ha adaptado bien a nuestros climas para embellecer el paisaje urbano chilango.
Los mejores lugares para observar jacarandas en la ciudad son Alameda Central con Bellas Artes como co-protagonista del paisaje, también puedes dar un paseo por Chapultepec o Reforma para poder disfrutarlas y qué mejor si es con aquella persona que le da color a tu vida.
El arquitecto japonés Tatsugoro Matsumoto, se desempeñó como jardinero imperial en su país natal, pero dejó Japón para viajar a Perú y ofrecer sus servicios en la zona sur del continente americano.
Después de vivir en Perú por cuatro años, se mudó a México en 1896. El hacendado mexicano José Landero y Coss, le solicitó a Matsumoto que diseñara un jardín japonés en su propiedad en Hidalgo, posteriormente, su trabajo se fue esparciendo por los oídos de las familias más ricas del país, incluso diseñando la decoración del Castillo de Chapultepec.
De acuerdo con algunos relatos de la biografía de Matsumoto, fue él quien tuvo la idea de plantar jacarandas en México, ya que conoció esta especie cuando estuvo en Brasil y dadas las condiciones climatológicas de nuestra capital eran una buena opción de decoración.
Sin embargo, fue Miguel Ángel De Quevedo quien trajo la semilla y comenzó a sembrarla, mejor conocido como el “Apostol del Arbol”, propuso que al menos el 15% de la superficie urbana estuviera cubierta de parques y jardines.
El primer lugar donde floreció la jacaranda en México fue en Veracruz, gracias al gobernador Teodoro Dehesa, posteriormente se crearon los viveros de Coyoacán, donde se sembraron los árboles en la CDMX y para 1910 ya contaban con 230 jacarandas germinadas, mismas que se colocaron en la Avenida de los Insurgentes, en la Colonia Roma y La Condesa, para después irse expandiendo por toda la ciudad.