Con la presentación de la iniciativa de proyecto de la Ley de Movilidad y Transporte del Estado de México, por el Dip. Ulises Ramírez Núñez Coordinador del GPPAN en 2014, se daba cuenta del incremento de vehículos en la entidad, ya que de 1992 se tenían registrados 11.2 millones, y en 2012 pasó a 35 millones.
En este marco la Organización Mundial de Salud (OMS), reportó en 2010 que fallecieron en México 14 mil personas por enfermedades relacionadas con la mala calidad del aire ocasionada por la emisión de contaminantes por el gran numéro de vehículos en circulación.
Esta Ley señalaba en su iniciativa como movilidad: Al derecho del que goza toda persona, sin importar su residencia, condición, modo o modalidad de transporte que utiliza, para realizar los desplazamientos efectivos dentro del Estado.
Sin embargo ante este crecimiento desmedido del transporte en el Valle de México, el Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, a través de un estudio y publicación del libro “Entre mi casa y mi destino. Movilidad y transporte en México”, permitió conocer que el transporte público es la principal fuente de traslado; sin embargo, el peor calificado por los ciudadanos, quienes lo consideran lento, inseguro, incómodo, tardado, costoso, deteriorado y sucio.
Se señala, que en México el tiempo utilizado para ir de un punto de origen a un destino es de aproximadamente 44 minutos; la Ciudad de México y el Estado de México tienen el promedio más alto, con 57 minutos por recorrido.
En este sentido se destaca que el incremento del parque vehicular privado registrado en los últimos años ocasionado por un transporte público malo e inseguro, es un factor que repercute directamente con los congestionamientos, el que impacta al medio ambiente por la generación de contaminantes y modifica el entorno urbano; ya que se destinan importantes recursos financieros a obras como el Viaducto Bicentenario que tratan de solucionar la movilidad.
Sin embargo, se hace necesario desalentar el uso del auto particular, ya sea con políticas públicas que haga caro su uso, además de mejorar el transporte público con una mayor capacidad e incentivar la construcción de vías ciclistas y peatonales.
Estas acciones deberán entrar de manera coordinada en los planes de desarrollo de forma interinstitucional con los tres niveles de gobierno de manera seria y comprometida si se quiere dar respuesta a un problema que no tiene vistas de solución a corto plazo.