En 44 años de vida, Cuautitlán Izcalli se ha destacado por ser un lugar de grandes cambios, desde sus orígenes como la ciudad más moderna, lo que la llevó a obtener, en la década de los setentas, un reconocimiento internacional por su diseño; hoy en día, el municipio número 121 del Estado de México, espera ser reconocido como un ejemplo de lo que en su concepción busco ser, “el mejor lugar para vivir”.
Con 109 kilómetros cuadrados de superficie territorial, fue creado para ser un municipio auto suficiente, sin embargo, éste nace de la segregación de los territorios de los municipios vecinos: Cuautitlán, Tepotzotlán, Tultitlán y Atizapán de Zaragoza, con costumbres, tradiciones y poblaciones que muchas veces cuestionaron el origen de este proyecto integrador.
En más de cuatro décadas de existencia y después de 15 presidentes municipales, desde Gabriel Ezeta Moll, hasta Víctor Estrada Garibay, el territorio municipal ha sido objeto de cambios trascendentes que han moldeado su geografía ante un crecimiento poblacional en contraste con la presencia de los 13 pueblos, comunidades que están más vivas que nunca.
Sin embargo, desde el naciente ODEM, hasta el actual gobierno municipal, continúa siendo un territorio de oportunidades al contar ahora con ocho parques industriales, importantes vías de comunicación como el Viaducto Elevado Bicentenario, la autopista México-Querétaro, la Champa-Lechería, una estación del Tren Suburbano, pero también con caminos rurales, campos de cultivo y embalses naturales con aves migratorias.
La naciente ciudad en los años setentas dio la bienvenida con créditos de INFONAVIT a los trabajadores de empresas corporativas para la obtención de una vivienda digna, tanto para un obrero como para un ejecutivo, que contaría en ese entonces con facilidades de pago para adquirir un patrimonio de tres recámaras y espacio para estacionamiento propio, para toda la vida.
Hoy, con 42 fraccionamientos urbanos, 40 colonias, 30 unidades en condominio, 13 pueblos, 12 ejidos y 8 parque industriales, su gobierno local se enfrenta a un gran reto, proyectar a mediano plazo una estrategia administrativa y financiera que lo lleve alcanzar mejores niveles de vida para sus ciudadanos en el marco de un desarrollo sustentable.
A largo plazo, Izcalli debe ser reconocido por implementar las mejores políticas públicas en el marco de la globalización de las ciudades, pero ante todo establecer fuertes cimientos para un crecimiento económico y administrativo sostenido, que esté blindado contra “proyectos federales alternos, planes estatales de crecimiento e intereses económicos, así como de buenas ideas de cada tres años”, que lejos de ayudar complican más la vida de los izcallenses.
Reconocernos como parte de nuestra ciudad nos enfrenta a retos importantes, pero sobre todo nos permite ver hacia dónde vamos como sociedad, en estos 44 años Cuautitlán Izcalli es un referente de la modernidad, que es, al mismo tiempo, el destino que ya nos alcanzó.
