Cambiando hábitos alimenticios

Cambiar cualquier hábito implica un arduo trabajo de conciencia

No para todas las personas representa el mismo esfuerzo modificar su alimentación, así que hazlo a tu ritmo.

Los hábitos aparecen en nuestras vidas ya sea por imitación o por algún desencadenante en la vida que nos lleva a adquirir ciertas rutinas, sin que necesariamente éstas sean del todo buenas.
Cambiar un hábito requiere un trabajo de conciencia, ya que generalmente se asocian a conductas automáticas y en la mayoría inconscientes.
Una de las conductas que más fácilmente caen en lo que conocemos como “mal hábito”, es la alimentación, y son varias las mujeres que buscan la manera de corregir esta rutina, pero entonces,

¿Se puede cambiar un hábito alimenticio?

Es importante tener en cuenta que no es lo mismo cambiar un hábito alimenticio que tienes adquirido desde la niñez, a un hábito que lo has incorporado a tu vida recientemente; además de identificar a qué se tiene asociado esa rutina (aburrimiento, placer, estrés, etc) .
Para algunas personas puede ser muy fácil y rápido lograrlo, mientras que a otros les puede llevar mucho más tiempo. Dejando de lado la presión del tiempo intenta dar tu mejor esfuerzo y poner en marcha estos tips:

Decisión: es importante tener la decisión interna de cambiar un hábito alimenticio, sin importar el tiempo que te tome.

Momento de tu vida: si estás pasando un buen momento en tu vida, es muy probable que tengas la energía para modificar los malos hábitos; si por el contrario estás en situaciones complicadas, debes plantearte cambiar un hábito que no represente mucha dificultad: incluir más líquidos a lo largo del día o cambiar a una merienda más ligera.

Razones: lo ideal es tomar la iniciativa por un deseo y motivación propia y no depender de otras situaciones o personas, por ejemplo, quiero comer sano porque quiero bajar de peso para la boda de mi mejor amiga; este evento tiene una fecha de término, el día de la boda; sin embargo puedes usarlo como un puntapié a iniciarte en una alimentación más saludable y mantenerla durante más tiempo.

Detectar: ¿cuál es el hábito alimenticio que deseas cambiar?, por ejemplo, reducir los productos snack o reposteros, dejar las bebidas azucaradas o con alcohol.

Identificar: la razón que desencadena el hábito nocivo, por ejemplo, adquieres alimentos tipo snack cuando estás en la oficina, te gusta tomar un dulce luego de comer, consumes mucho alcohol cuando estás con amigos.

Planificar: la manera de llevar a cabo el nuevo hábito saludable, por ejemplo, cambia el snack de la oficina por frutos secos; consume una fruta o yogur de postre en lugar de tomar dulces, es decir, para cambiar un mal hábito es ideal sustituir este por otro hábito saludable.

Motivación: es importante que seas consciente de los pequeños logros que estés haciendo; si un día no puedes concretar lo que te propusiste, no te preocupes e inténtalo al día siguiente.

Insistir: lo más importante para lograr el éxito de un cambio de hábito alimenticio es tener constancia, así que insiste las veces que sea necesario.No te desanimes si un día no pudiste cumplirlo al cien por ciento.

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