La población joven mexicana ha sido la más afectada por la pérdida de empleo derivada de la crisis sanitaria por Coronavirus. Entre marzo y diciembre del año pasado, 440 mil 047 jóvenes se quedaron sin trabajo formal y no lograron recuperarlo.
Especialistas han señalado que dejar a la juventud en la precariedad laboral tendrá un efecto adverso que, en unos años, afectará colectivamente a toda la población.
“A las empresas e instituciones se les hace más fácil cortar a un joven que cortar a un trabajador con más experiencia o que acumuló determinados derechos. Como esos jóvenes normalmente son contratados de una manera precaria, sin muchos derechos, pues es más fácil cortarlos”, sostiene Héctor de la Cueva, coordinador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas).
El Covid-19, añade, vino a reforzar el esquema de que el joven tiene que aceptar un pequeño ingreso en cualquier empleo, en las condiciones que sean si quieren ganar un poco de dinero, es decir, están expuestos a los peores abusos.